jueves, 28 de febrero de 2008

Heberto Padilla

A aquel hombre le pidieron su tiempo
para que lo juntara al tiempo de la historia.
Le pidieron sus manos
porque para una época difícil
nada hay mejor que un par de buenas manos.
Le pidieron los ojos
que alguna vez tuvieron lágrimas
para que contemplara el lado claro
porque para el horror basta un ojo de asombro.
Le pidieron sus labios
resecos y cuarteados para afirmar,
para erigir con cada afirmación, un sueño.
Le pidieron sus piernas,
duras y nudosas,
porque en tiempos difíciles
¿hay algo mejor que un par de piernas
para la construcción o la trinchera?
Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño,
con su árbol obediente.
Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros.
Le dijeron:
"Eso es extrictamente necesario."
Le explicaron después
que toda esa donación resultaría inútil
sin entregar la lengua,
porque en tiempos difíciles
nada es tan útil para atajar el odio o la memoria.
Y finalmente le regoran
que por favor, echase a andar.
Espero que les guste y que respeten que hayamos decidido un día descansar
y poner un poema que no sea de nuestra autoría.

jueves, 21 de febrero de 2008

DESDE AFUERA DE LA TRINCHERA

Lo que faltaba era lo que no me dieron. Lo que no me dieron era lo que no tenían.
Yo tampoco lo tengo. Hoy es franco de trinchera.
¿Vos? ¿Vos lo tenés? No no importa. Seguro que algún día nos veremos.
No se. Me importa un carajo. Me conformo con que me ayudes.
Viniste a visitarme. Viniste para decirme que te ibas. No me iba a poner muy contento.
Espero que estes mejor.
Igual, de cualquier modo quizás este lugar fuera una excusa.
Quizás el mundo sea una excusa.
Para algunos una excusa para hacer guita, cagar al prójimo o matar.
Para mi, una excusa para conocernos.
El resto de la gente que lee esto me va a putear o no va a entender. Bueno, es un principio.
Ahora no me importa lo que no me dieron, no me importa lo que no tengo.
Me importa lo que se pueda perder.
Es que hable con mi padre. Y lamentablemente sigue vivo. Entienda mi resentimiento, el podría haber hecho algo para sacarme de la trinchera. O como ex-militar hasta podría haberme salvado de esta confrontación bélica que destroza mis nervios, mi cuerpo y mi alma.
Y antes de entrar a la trinchera voy a estar un poco más solo.
Igual, aguardo ansioso y un poco triste la respuesta, amigo.

viernes, 15 de febrero de 2008

Trinchera, Parte V

Camarada Brvno:

El primer error es nuestro por confiar en nuestros superiores. El segundo es el de ellos por darle tanto poder a los cosacos blancos. No sabía como lo habían perjudicado camarada. Pero creame, aunque no tengo un hijo afuera de la trinchera lo entiendo perfectamente.

Yo también me quiero ir. Es que lo de la plana mayor es incomprensible. Si tenemos las armas nosotros, ¿porque no nos revelamos como los rusos allá en el 17'? No fue hace tanto, no es tan descabellado. Creo.

El teniente general y la reina no tienen los mismos intereses. Sin embargo, y a pesar de que ninguno de los dos se ocupa de sus subalternos seriamente, yo creo que debemos ser más cuidadosos con el primero de ellos. Por razones obvias. El es el que nos manda.

La guerra no va a terminar nunca. Veo un grunka. A mi me ofrecieron una mejor paga, mayor comidad y estabilidad. Pero voy a tener que seguir en la trinchera. Y nadie está excento. Nadie esta a salvo, mientras debamos luchar en las trincheras.

Ojalá algún día vea su rostro y todos nos demos cuentas que somos iguales.

lunes, 11 de febrero de 2008

Trinchera, otra parte

Compañero Jean Paul:

La situación se esta tornando desesperante por momentos aunque nadie se de cuenta, ni si quiera yo.

Me estan exigiendo que siga al frente y las provisiones me las redujeron a casi la mitad, mientras tanto veo que a los cosacos blancos les dieron una infinidad de provisiones sin siquiera molestarse en averiguar para qué lo necesitan. Es el precioque tenemos que pagar por no haber tomado la Plaza Mayor.

El Jefe del Estado Mayor, Teniente General Mc R. sostiene que no hay recursos para proveernos de mejoras pero la Plana Mayor está recibiendo 10 veces más que cualquiera de nuestros soldados.

Así todo, me llegaron noticias del nuevo emprendimiento del Tte. Gral, al no recibir lo solicitado a la Reina, cree conveniente crearlo él solo. Su corte lo aplaude, la gente lo vitorea, los que entienden del asunto se rién entre muestras de preocupación.

La duda que me conmueve es cuáles son las prioridades de los Oficiales Superiores, si el bienestar de sus subalternos, o acceder al trono de la Reina a como dé lugar.

No creo que pueda resistir mucho tiempo más. Por lo pronto estoy solicitando informes de otras trincheras que necesiten de mis servicios.

A la espera de pronta resupuesta, te saludo afectuosamente.

Brvno

jueves, 7 de febrero de 2008

Seguimos en la trinchera, Bruno

El general Schiaffino me considera imprescindible, pero me cambió de batalló. Igual le creo.
Sigue la lucha en la trinchera.
¿Los grunkas? Nunca vi uno de cerca. ¿Por eso les tendré tanto miedo? Igual siempre hay que disparar, porque más miedo le tengo a la muerte.
Ayer prohibieron a Beethoven. Porque como decía Lenin: “un hombre que escucha o interpreta música clásica, se emblandece. Entonces no lucha por la revolución.” Y claro, no combatiríamos. Además uno que no coge, pelea mejor. Y uno que coge seguido.. ¿pelea?
Y dicen que no pensemos. Pero nos dicen que pensar. Nos dicen que no hay ideología, pero nos piden que lo hagamos por el Estado.
Anhelo conocerlo antes que caiga uno de nosotros.
¿Qué los grunkas son un invento? ¿Qué nuestros superiores son incapaces? ¿Qué el Estado es una maquinaria hipócrita, asesina e infernal? ¿Qué realmente no podemos cambiar las cosas? Tovarich, no me deje como un zombie, lo importante es seguir peleando y escribiendo.