lunes, 12 de noviembre de 2007

Ernesto M.

-En el ascensor no.
-Dale, dejate de joder. ¿Cuál es la diferencia?
-Y,¿si nos ven los vecinos?
-Invitalos a ellos también -dijo Ernesto M., mientras acariciaba uno de los pechos de Valeria-
-Para. Para un poco. Todavía no te saqués la ropa.
-Que payaso estás loco. Si igual me la voy a tener que sacar.
-Y ... ¿Cómo estás? Bien, ¿no?
-Ahora si. Pero te extrañe. ¿Te molesta?
-No, no eso no me molesta. Para nada.
-Estás muy linda. Che, ¿seguro que estás bien?
-Seguro, seguro.
-Sos hermosa, ¿No te casas conmigo, VA-LE-RIA?
-No digas mi nombre, acá no lo saben.
-¿Qué, nos están filmando?
-No, pero nos pueden escuchar.
-No me digas que hay alguiendentro de la habitación...
-Igual, nos pueden escuchar.

Y era cierto porque en la pieza adyacente se oían gritos, ¿eran de placer?
-No te rías, esto es algo serio.
-Pero también, me haces unas caras.
-Y tu hija, ¿Cómo está?
-Mirá qué momento para decírmelo. Cuidado con el forro.
-¿Qué pasa conmigo?

Valeria apenas podía contener la risa.

-¿Tenés miedo de tener otro chico?
-No lo digas, ni en chiste.
-Va a ser pobre, pero se va a divertir.
-No, no digas eso. Además, yo soy aburrida.
-¿Aburrida? Yo me divierto bastante, ¿Te gusta estar conmigo? Dale, mentime un poco loca.
-Estoy bien, ya te dije.
-¡Escuchá! Escuchá ese acorde.
-¿Me hablás en serio? ¿Qué acorde? ¿Estás escuchando esta canción?
-Algo. ¿Te lastimo?
-Ya te dije que no, ¿Vos, te duele?
-No me cargues. ¿No te casás conmigo? No vuelvo a insistir.
-Me haces reír, sos guacho.
-¿No te gusta reírte?
-A veces.
-¿Hoy?
-Hoy, con vos, si.

Pasaron alrededor de cincuenta minutos hasta que Ernesto M. pudiera terminar con la faena. Se sentía muy cómodo con Valeria. Ella se acostó sobre su pecho. Acariciaba su cara, su cuello, su brazo izquierdo. Ernesto M. estaba mejor que nunca. Por un momento sentía paz. Deseaba que ese momento fuera eterno. El sexo lo cansaba, hasta se podía aburrir. Pero ese momento era increíble, quizás porque la relación había sido muy buena.

Pero ahora, haciendo un esfuerzo le dijo:

-¿No te doy mi teléfono?
-No, hum.. ¿no tenés novia?
-No, ya lo sabes.
-No, no entiendo. Es raro; será porque no querés.
-Andate a cagar.

En ese momento comenzó a vestirse. Y esa era la única pregunta que descolocaba a Ernesto M.

-Vení, abrazame, son todas iguales.
-Que loco, pasame la bombacha.
-Ahora, no me das bola. Te sacaste las ganas. No vengo mas.
-Dale que nos pasamos del tiempo.

Bajo solo el ascensor, salió a la calle de mejor humor y prendió un cigarrillo.

3 comentarios:

Habichuela Mágica dijo...

Moraleja...?

¿¡50 minutos!?
¡Un aplauso para el asador!

VA-LE-RIA era prosti...lo supe al final :p.


Beso,
Habichuela

Anónimo dijo...

Puta, espero que esta vez se publique mi comentario y agradecimiento por haberlo leído.
Gracias por entenderlo.
¿Aplauso para el asador?
En realidad el asador tiene el problema de tardar mucho en comer el asado, no lo puede manejar. Y le salía más caro... Además en ese momento trincaba cada diez o quince días..
jeanpaul

La Dueña dijo...

me encanto, te invito a mi blog, que ahi tengo historias como estas!! muejeje!